El saludo analítico
«El psicoanalista, por su parte, no es un trabajador de la salud mental (…) El concepto mismo de sujeto impide pensar la armonía del sujeto con cualquier cosa en el mundo.(…)El analista no puede dar la salud mental. Sólo puede dar la salud, es decir, puede saludar al paciente que llega a su consultorio».
Jacques A. Miller «Lógicas de la vida amorosa»
Encontrase en los laberintos, significantes escurridos de la lengua materna. Descubrirse hablado, sentirse, por las aristas de las palabras alienado. Reducir hasta el hueso, hallar la letra ignorada de un goce singular. Sin salud mental, pero sí con saludo analítco.
Andrea F. Amendola
Entrevista a Vilma Coccoz
Por María José Figueroa
La idea de poder entrevistar a Vilma surge a partir de la lectura del libro La práctica lacaniana en instituciones I: Otra manera de trabajar con niños y jóvenes. El cual – tal como ella señala en su libro – es resultado de una transferencia de trabajo en el Campo Freudiano e inspirado en la realización del deseo de Lacan de devolver al psicoanálisis “el lugar que le corresponde en nuestro mundo”.
Vilma Coccoz es AME de la ELP, y miembro de la AMP. Docente del NUCEP del ICF. Ha participado en el documental “Otras Voces”, compiladora del libro “La práctica lacaniana en instituciones I: otra manera de trabajar con niños y jóvenes”, autora de los libros “Lo que Lacan sabía”, “La neurosis obsesiva II: Lecciones introductorias a la clínica psicoanalítica” y de numerosos artículos como “La infancia bajo control”, “De Freud a Lacan un recorrido inacabado”, etc.
Vilma amablemente accede a efectuar esta entrevista vía correo electrónico.
María José: Vilma, primero que todo, muchas gracias por acceder a la entrevista. Me gustaría partir preguntándote sobre ti, cómo llegas al psicoanálisis, y qué motiva el ingreso a la AMP y a ELP.
Vilma: Gracias a ustedes, a la comunidad chilena de la AMP representada por los dos grupos asociados (ALP y CEIP), y en especial a ti. Llegué al psicoanálisis como muchos jóvenes argentinos, a través de mi análisis personal, que inicié muy pronto, a los 17 años, y de mis estudios paralelos a la carrera de Psicología. Al radicarme en España pude participar desde sus inicios en las actividades del Campo Freudiano que desembocaron en la constitución de la ELP.
María José: Me parece que en tú práctica hay un interés especial por la infancia, cómo surge ese interés.
Vilma: El interés por la infancia forma parte de mi formación analítica. Fue un respiro encontrar que en el Campo Freudiano no se distinguían los analistas según las edades de sus pacientes: analistas de niños, de adolescentes y de adultos como se hacía en otras corrientes analíticas. Hay un psicoanálisis, el del ser hablante, si bien algunas cuestiones específicas caracterizan la práctica con niños.
Joven practicante, tuve ocasión de trabajar en una institución para niños y adolescentes. Me marcó mucho esa experiencia, sobre todo por las limitaciones, las mías y las del dispositivo. Allí despertó mi interés por lo institucional, por encontrar otra forma de hacer institución que no fuera el modelo interdisciplinar en el que se insertaba mi trabajo.
María José: Podrías contextualizar la niñez en la época. La instalación del discurso capitalista ha traído consecuencias en varios ámbitos, a tú juicio cuál es la consecuencia de este consumismo en relación a la infancia.
Vilma: ¿Hoy en día? No hay más que ver hasta qué punto los niños están adheridos a sus “lathouses” como les llamaba Lacan, “latosas” se ha traducido, que suena a “ventosas”, objetos que chupan literalmente al sujeto, adhiriéndolo a una satisfacción que no pasa por el Otro.
Miller ha hablado recientemente acerca de un saber autoerótico, que no pasa a través del adulto, por ser accesible directamente vía internet. Lo que supone un cambio en la educación, debemos hacer un esfuerzo nosotros por conectar con ellos y no esperar que sea al revés, como sucedía anteriormente, cuando el niño se esforzaba en ser mayor, en la dirección del Ideal del yo. Si los adultos renuncian a hacer ese esfuerzo, abandonan a los jóvenes a su goce, más precisamente a la errancia en el goce, al desvarío como lo llama Lacan, y se genera un abismo generacional, a falta de la alegría y el interés que suscita un discurso compartido. Está también la raíz de tanto fracaso escolar y del malestar del enseñante, el tedio, el aburrimiento que recorre las aulas.
María José: A propósito de tú experiencia institucional y de las limitaciones que mencionas, cómo surge el libro La práctica lacaniana en Instituciones.
Vilma: Es el resultado de un ciclo que organizamos en el Departamento de Psicoanálisis con niños del Nucep, con los auspicios del Espacio de niños de la Red Cereda, en Madrid. MI idea era superar la barrera lingüística e invitar a colegas con una enorme trayectoria institucional, aunque no hablaran español, porque tienen mucho que enseñarnos. Un grupo de personas entusiasta me secundó. Hicimos un trabajo previo de traducción de textos, estudio y comentario, de tal manera de generar una transferencia con el invitado. Y funcionó estupendamente, la traducción consecutiva es muy viva, y la posición en la enunciación logra “pasar” al auditorio. Se pueden ver los videos de estos encuentros en la web del Nucep.
María José: Cuál es el contexto europeo a nivel institucional y qué dificultades se les ha presentado en relación a su apuesta clínica, pensando que hace poco tiempo, al menos en Francia había una voluntad política a impedir el tratamiento psicoanalítico de los autistas.
Vilma: Muy pronto se dará a conocer el informe del Observatorio Internacional de Políticas del autismo de la AMP del cual soy responsable como miembro del Comité de Acción. La situación es ciertamente muy difícil en Francia pero va más allá, es una política global cuyo fin es el abandono de la clínica del autismo para considerarlo un problema netamente educativo e implementar sólo terapias de reeducación excluyendo el sufrimiento y los factores relacionales, lo netamente clínico. Finalmente, como lo ha demostrado Eric Laurent en La batalla del autismo, de obligada lectura, esta operación se reduce a una cuestión presupuestaria que coincide con la tendencia a la privatización, al desmantelamiento de la salud pública.
María José: quizás algo de esto que mencionas se relaciona con lo difícil de la transmisión del psicoanálisis en extensión, es decir fuera de la Institución analítica, de las Escuelas o de los grupos de formación, a qué crees que se deba esa dificultad.
Vilma: Creo que hemos abusado un poco de nuestro discurso, de “hablar para los de la parroquia” y que tenemos que valorar cuáles son los medios más adecuados para la extensión, propiciando nuevos modos de encuentro para hacernos presentes en los debates de la Ciudad. En este sentido, los documentales como Otras Voces o A cielo abierto funcionan muy bien como causa de la conversación, del diálogo con otros discursos, con los padres, con educadores.
María José: Los documentales que mencionas ejemplifican muy bien ese intento de diálogo con otros discursos. Pese a ello, el encuentro con la Institución – no analítica – en algún punto siempre se hace difícil para los analistas, pero el modo de hacer institución en dispositivos como Courtil, Antena 110, el Taller crecer sin padres, etc. Ánima a pensar que ese encuentro es posible, cómo crees que se da esa posibilidad o qué la facilita.
Vilma: Las instituciones y dispositivos creados a partir del discurso analítico tienen una operatividad inconcebible en otros discursos, precisamente porque el discurso analítico, el último en llegar, como dice Lacan, esclarece los impasses de los otros. En primer lugar, porque se resguarda en el centro de la institución, entendida como discurso, el lugar del A tachado, del no-saber tal y como lo concibe Lacan, bordeado por un saber muy preciso que le da su marco, es lo que lo distingue de la ignorancia crasa. De ello depende la efectuación en lo real del principio del uno por uno, para hacer un lugar a la singularidad del síntoma es preciso proteger el lugar del no saber.
Creo que el deseo de hacer institución, de reunirse con otros para llevar a la práctica los principios del discurso analítico es muy personal. Suelo decir que “la práctica entre varios” constituye una cura antinarcisista, por un lado, se deja libertad a cada uno de intervenir, por otro, se requiere su responsabilidad respecto de su acción en la puesta en común de las reuniones. Es algo fundamental, habitualmente las reuniones institucionales tienen un carácter organizativo, burocrático. En nuestras instituciones se construye, se elabora, se pone a punto el apoyo que el niño o el joven necesita para sostener su invención particular.
María José: en “La práctica lacaniana en Instituciones” planteas que el modo de hacer institución está estrechamente vinculado con el estado de los discursos. Por un lado, podemos pensar en el discurso analítico y cómo este opera o qué consecuencias tiene la escucha analítica en una institución para un sujeto en particular, y por otro cómo en las políticas sociales, públicas de cada país, que regulan cierto quehacer institucional “para todos” igual, lo que prima es el discurso universitario, el discurso del saber, de la estandarización. Entonces cómo poder ubicarse como analista lacaniano frente a la invasión de la tecnocracia y la evidencia.
Vilma: La dificultad que tú planteas es clara. Por un lado necesitamos políticas democráticas que favorezcan las formación de instituciones públicas, o que mejoren las existentes; por otra, debemos poder articular nuestra ética, que no es universalista, e introducir la clínica como el agujero del para-todos. Por ejemplo, la ley de inclusión educativa es muy necesaria para el funcionamiento del estado democrático, pero su implementación no puede ser ciega, requiere de una orientación que preserve el caso por caso. De lo contrario, paradójicamente, una ley democrática se vuelve un imperativo que genera una segregación interna a las aulas. Hay casos que no pueden ser escolarizados. De ahí que sean necesarias instituciones de transición hacia la escuela, o residencias cuando la escolarización es imposible, pero siempre teniendo en cuenta que la perspectiva es la inclusión en la comunidad. Pero el tiempo dela inclusión no es igual para todos.
María José: A falta de dispositivos como La Antena 110, Courtil, Crecer sin padres, etc. Qué estilo de trabajo se puede realizar en instituciones (no psicoanalíticas) pero orientados desde el psicoanálisis.
Vilma: Existe una diversidad muy grande de dispositivos de psicoanálisis aplicado. Es muy importante que puedan conocerse, de este modo también podrán inventarse otros. Es una gran suerte pertenecer a la AMP, en donde han germinado estas invenciones colectivas que se hacen cada vez más necesarias en el siglo XXI. Lo fundamental para llevar estos proyectos adelante es el deseo. En el origen de cada institución, o de la inserción de un analista en una institución, aunque sea orientada por otro discurso, educativa, sanitaria, social, siempre hay alguien que quiso hacerlo y mantuvo este deseo vivo a pesar de las contrariedades.
María José: volviendo al tema de la infancia y las Instituciones, cómo se puede pensar la entrada de un niño a una institución, considerando que muchas veces la urgencia, o la prisa por el ingreso no es del niño, sino de otros.
Vilma: Deberíamos hacer un seminario sobre “La clínica de la urgencia” para poner a punto el saber que hemos podido extraer de una casuística muy diversa.
María José: Sería interesante. Has transmitido parte importante de tú experiencia clínica, institucional, consideras que haya algún tema que te parezca importante abordar.
Vilma: Sólo decirles de mi alegría de que el libro se lea, se estudie, se comente. Confío en el efecto contagio del deseo.
fuente: http://www.psicoanalisisentrevistas.com/2015/07/la-practica-lacaniana-en-instituciones.html
Patricia Cárdenas García
Psicóloga Clínica
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